
¿Sabes qué tipo de pisada tienes?
¿Has incursionado en la movida del «running»? ¿Estás pensando en ir a correr como parte de tu rutina diaria? Antes de que alistes tus zapatillas de correr o te anotes en una maratón, sería ideal que consultes con un ortopedista/traumatólogo si estás apto para ello, y por supuesto orientarte respecto a qué ejercicios empezar a hacer y qué tipo de zapato utilizar. Si, sabemos que suena un poco desalentador al principio, pero estamos previniéndote en función de la salud de tus pies y de un buen desenvolvimiento deportivo.
El análisis de la pisada es uno de los exámenes que deberías consultar a tu médico especialista, si estás pensando incursionar en el mundo de los corredores. Tan simple como que puedan revisar el tipo de pisada que tienes, para que así te recomiende el uso de determinado calzado o plantillas que ayudarán a darte un mejor balance, y evitar futuras lesiones.
Debes saber que existen tres tipo de corredores:
Pronador: El pie pronador se determina cuando se ve que la pisada tiende a ser hacia dentro, utilizando la zona del arco como apoyo. Se sabe que al correr los tobillos tienen a hacer este movimiento que parece normal porque es la forma en como se amortigua la caída o impacto que el pie hace sobre el piso. La pronación es un proceso de hecho necesario para el pie, que busca adaptarse a las irregularidades del piso, evitándonos a futuro lesiones. Pero cuando se abusa de este efecto fisiológico es cuando nos referimos a un corredor pronador.
Supinador: Este vendría a ser el efecto opuesto a la pronación y por ende el apoyo del pie al correr (por ejemplo) estará basado en la zona externa del pie, generando algunos problemas comunes como desgaste excesivo de los zapatos en su zona externa. Este tipo de pisada tiene que ver con una forma de pie muy estructurado y con poca movilidad además de una bóveda plantar aumentada. No es muy común encontrarse con este tipo de casos, sin embargo en varios casos puede llegarse a confundirse con problemas en el talón, por su desgaste.
Neutro: También se le llama «normal» porque este no realiza ningún tipo de presión hacia el exterior o interior del pie al momento de pisar. Su apoyo inicia por la parte externa del tobillo, para luego realizar una mínima pronación en la parte del mediopié, despegando el antepié.